Los pies sanos pueden oír el verdadero corazón de la madre tierra. Así definía Toro Sentado una práctica que tiene adeptos en varias partes del mundo. Desde que apareció el libro de Richard Franzine, The barefoot hikers (1993) , la nostalgia de caminar sin protección civilizadora del zapato es, en parte, un grito de rebeldía de cariz ecologista. Por otro lado también promueve la recuperación del valor de la desnudez, porque caminando descalzo se adquiere una mejor comprensión de la madre naturaleza y mayor respeto por ella.
El objetivo de esta práctica es sentir placer al andar y degustar todos los tipos de terreno; ya que todos los elementos de la naturaleza tienen su sabor y su textura (la gravilla, la hierba, la tierra, la arena, las piedras, las hojas secas, etc). Ademas, nos ayuda a tener todos nuestros sentidos y nuestra sensibilidad en contacto íntimo con ella.
Cada uno a su manera ayuda sentir la naturaleza en alguna de sus expresiones : según Richard Franzine, " Yo empecé a descalzarme para caminar por el bosque. Pienso que ése es nuestro estado natural y sentí que era lo más normal". Acostumbrarse a ir descalzo no requiere ningún proceso de adaptación y tiene muchísimos beneficios para la salud de nuestros pies ya que se vuelven saludables.
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